La sorpresa vino con
el coche que decidimos alquilar para llegar a Ponferrada desde Pizarra, resulta
que el Altea que reservamos no esta disponible y nos dan un coche de gama
superior por el mismo precio (pedazo pepino).
A las 4 de la
madrugada nos disponemos a atravesar la península en busca de nuestra aventura
cinco amigos: Miguel, Heavy, Domi, Beli y yo.
El viaje ha estado bien, nos hemos reído bastante, “rajando”
unos de otros y en general ha sido un viaje muy placentero.
Llegamos a Ponferrada y no tuvimos muchos problemas para dar
con nuestros destinos: Albergue, castillo templario etc, y nos sorprende la
calida bienvenida que nos dan en el albergue. Después nos vamos a entregar el
coche, a tomar unas birras y unas risas, compramos en un súper algo de comer y
nos montamos una merienda-cena en el merendero del albergue donde empezamos ya
a conocer gente.
Nos vamos prontísimo a la cama (10,15h.), con la emoción de
sentirnos peregrinos, la ilusión del que comienza su aventura y con los nervios
del que no sabe aun lo que le espera en este camino.