lunes, 2 de enero de 2012

Sarria – Portomarin (suave que me estas matando)


Anoche estaba tan cansado que no podía dormir, y cuando empiezo a caminar, aun en la noche, noto que la hazaña de ayer me sigue pasando factura. Esperamos una etapa suave, que no exija mucho desgaste  y así es. Y no solo es suave, sino que también es bonita, la mejor por ahora.


Tiramos el Heavy, el Domi y yo. La Beli y Miguel se quedan atrás. Tomamos café en una taberna en mitad del camino, el mejor café por ahora de todo el camino.


Nos amanece un día gris plomizo con un poco de niebla.

La etapa es guapísima, sobre todo unas subidas por unos carriles con piedras de granito por en medio y corrientes de agua alrededor, es increíble ver tanta agua por todos lados.
Decidimos desayunar en Ferreiros y paramos en el bar de la mujer más encantadora de todo el camino: Julia. Nos pone el bocadillo más grande del mundo y nos cuenta como cuida de los peregrinos, dejándonos ver su gran corazón. Nos hubiera gustado pasar la noche allí, pero son solo las nueve de la mañana y hemos de continuar.


El resto del camino bastante bien, la entrada a Portomarin con el rio Miño y el gran puente, nos parece una fantástica bienvenida.
Llegamos al albergue, saludamos a algunos ya conocidos y también nos llevamos la sorpresa de encontrarnos con un par de pizarreños que van en bici hasta Melide. Más cervezas, una ducha y a comer al pueblo.


Mas tarde nos animamos a tomar unas cervezas y reírnos un rato en el bar. Juntamos un buen grupo entre catalanes y andaluces y decidimos salir por la noche a la “noche de San Juan” que nos defraudo un poco pues en Portomarin lo celebran los vecinos con una cena privada.


 El Domi y yo nos vamos a la cama mas tarde de lo habitual y con algunas birras de mas, mañana será una etapa un poco mas larga, a ver que tal se da.

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